21 oct 2010

Ekeko sin fronteras

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Caminando por Tokio, entré a una tienda de Don Quijote. Es una cadena de tiendas muy grande famosa por sus bajos precios. Venden toda clase de artículos: ropa, aparatos electrónicos, relojes, bolsos, comida, cosméticos, adornos, y un largo etcétera. Todo lo que uno se imagina, y todo lo que uno nunca se imagino puede encontrarlo allí. Paseando dentro de la tienda, en el área donde venden tabaco, encendores, cigarrillos, etc. me encuentro con este familiar personaje. Ya lo había visto en tiendas donde venden artesanías de varios lugares del mundo, pero ¿en Don Quijote? ¿en una tienda de departamentos? no me lo habría esperado. Al lado de la fila de ekekos un cartel en japonés: 1480 yenes. Forma de usar el Ekeko:  colgar en su cuerpo lo que deseas que se te otorgue Hay que hacerle fumar dos veces a la semana, martes y viernes. Nota: parece que le gusta fumar Malboro mentolado, no es necesario prender fuego al cigarro.
No puedo evitar sonreír con ironía, solo faltaría que aparezca en una publicidad, Malboro mentolado… que gracioso.


Después le cuento a mi amiga, y me dice que hace un tiempo en la televisión apareció una japonesa que había viajado a Bolivia, escuchó la historia compró un ekeko, le pidió un deseo, le dio de fumar y todo eso, y luego se le cumplió el deseo, y en el programa contó su historia y desde ese día el ekeko se volvió famoso.
En Bolivia hay una fiesta que empieza el 24 de enero, que es la fiesta de las “alasitas”, donde se vende toda clase de cosas en miniatura y el personaje principal es el ekeko. Hay una leyenda que transcurre en un período real e histórico y que explica su origen, y todo esto ocurre en la ciudad de La Paz, en Bolivia. Durante mucho tiempo la fiesta de “alasitas” era una expresión netamente de La Paz, pero producto del movimiento de las personas, y en especial de la migración, se fue extendiendo hacía otras regiones de Bolivia, y aun más hacia otros países. No en la misma fecha pero hay fiesta de alasitas en varias ciudades de Argentina, en Sao Paulo en Brasil y hasta dicen que se ha organizado en varios países de Europa. Y ahí comienza un problema, producto de estos movimientos y migraciones, por supuesto que también llegó hasta Perú. Sin embargo, el caso peruano es diferente porque no solo que lo ha asimilado sino que lo ha tomado como algo propio. Perú y Bolivia comparten muchas tradiciones y expresiones culturales, ya que antes parte de sus territorios eran uno solo, la frontera se creó durante la colonia y se reafirmó con la independencia de ambos países. Si bien hay muchas cosas que tienen un origen común hay muchas otras que nacieron durante la colonia y por lo tanto no son comunes a ambos países.
Hace no mucho, hubo un roce entre países que llegó inclusive a un intercambio de palabras entre presidentes, sobre el tema del derecho al patrimonio en el caso de las danzas folclóricas.
En un viaje en el que crucé el Perú desde el sur hasta el norte, cruzando la frontera boliviano – peruana, pude ver como estas costumbres se van extendiendo no de forma planificada, no porque alguien decidió robarlas, sino de forma espontánea, gente que migra, lleva su música, su danza, a la gente del lugar le gusta, la adopta, la asimila y terminan quedándose.

Para personas de otros países puede parecer una discusión sin sentido, pero en países con rasgos culturales tan fuertes como Bolivia, despierta pasiones, para dar un ejemplo de cuanta pasión puede despertar, hace unos meses un grupo folclórico que compuso una canción de un baile boliviano a pedido de un grupo de bailarines peruanos, fue tildado de “vende patria” y mucha gente dijo que ya no deberían permitirles hacer música en Bolivia.  

Pienso que hay que entender que la cultura tiene su propia dinámica, cambia, se transforma, y por supuesto se expande y traspasa las fronteras.  Pero creo que es también importante admitir el origen de una expresión cultural, decir de donde viene. Sin embargo, limitar y prohibir su uso es obviar la realidad. La cultura seguira expandiendose, porque no obedece a reglas, sino a expresiones y sentimientos, cultura es compartir, aprender y cambiar.

Por lo pronto, a pesar de todas estas discusiones el ekeko ha decido conquistar el mundo y disfruta de su popularidad en Japón. El otro día yo estaba muy contento de leer en un cartel de una tienda en Nagoya: “muñeco del ekeko, que tiene su origen en Bolivia”.

1 comentario:

Mario R. DURAN CHUQUIMIA dijo...

bella nota, saludo desde El Alto.